La obra del mes
La finalidad de esta Sección es visibilizar aquellas obras de la colección que poseen alguna característica que las hace especialmente reseñables.
Camba, Julio. La ciudad automática. 4a ed. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1950 Print
Como obra del mes de agosto hemos seleccionado La ciudad automática del periodista Julio Camba, publicada en Buenos Aires por la Editorial Espasa Calpe en el año 1950.
Camba es uno de los reyes del articulismo español, lo que le ha permitido ser uno de los pocos escritores españoles que ocupa un lugar destacado en la historia de la literatura española solo con su obra periodística. Su actividad como corresponsal en el extranjero le permite recorrer y conocer diferentes países y ciudades entre el año 1908 y el año 1949. Estambul en 1908, en dónde cubre las elecciones y el cambio de régimen en Turquía como corresponsal de La Correspondencia de España, París, Londres, Berlín como corresponsal del Mundo entre los años 1909 y 1912, Londres de nuevo, entre febrero y mayo de 1913 como como corresponsal de La Tribuna, o Nueva York en el año 1916 y entre 1929-1931 como corresponsal del periódico ABC, periódico del que fue corresponsal desde 1913 hasta 1949, año en el que regresa a España definitivamente.
Países y ciudades que son protagonistas de su obra, ya que de sus quince libros publicados, siete son crónicas de viaje para diversos periódicos: Playas, ciudades y montañas (Galicia, París y Suiza), Londres, Alemania: impresiones de un español (los tres de 1916), Un año en el otro mundo (1917) (Nueva York), La rana viajera (1920) (España), Aventuras de una peseta (1923) (Alemania, Londres, Italia y Portugal) y La ciudad automática (1932) (Nueva York de nuevo), todos ellos, excepto Un año en el otro mundo, disponibles en la Colección de la Biblioteca Universitaria.
La elección de La ciudad automática como obra del mes responde a su consideración como una de las obras maestras dentro del género de las crónicas de viajes, lo que la convierte en una referencia insoslayable de la literatura periodística del siglo XX, a lo que habría que añadir, que su publicación en el año 1932 coincide con la publicación de otra obra muy conocida y reconocida de la literatura española, en la que la ciudad de Nueva York es también protagonista, Poeta en Nueva York de Federico García Lorca.
Según algunas reseñas de la obra, en La ciudad automática encontramos el envés bien humorado de Poeta en Nueva York. “Lo que en el poeta es tremendismo y magia lo trueca Camba en alacridad, disparatada hipérbole y punzante inteligencia. Quienes aman Nueva York, quienes la detestan, no pueden dejar de leer este libro, escrito por alguien que se resiste a dejarse seducir por los encantos de la Ciudad con mayúscula, pero que al final acaba sucumbiendo a ellos, como nos pasa a todos. Con Nueva York y también con Camba, el escritor que detestaba la literatura, el anarquista que acabó sus días refugiado en un hotel de lujo.”