Tras analizar los objetos encontrados se cree que había siete individuos enterrados
«Mi tío siempre me decía que mi padre llevaba puesto un cinturón trenzado con clavos y que si algún día le buscábamos esa iba a ser la forma de identificarle. Es la única referencia que teníamos de él», contaba ayer Eutiquio Redondo, de Vilviestre del Pinar, después de que en la fosa en la que un grupo de alumnos de la Universidad de Burgos dirigidos por el arqueólogo Juan Montero encontraran un cinturón que coincide con las descripciones y que, por lo tanto, se puede relacionar con Abdón Redondo, padre de Eutiquio.
Este hecho hace pensar que en esa fosa, en la que los expertos consideran que hay siete individuos después de analizar los enseres personales y su ubicación, también están las otras cinco personas de Vilviestre que fueron asesinadas junto a Abdón en septiembre de 1936 y que fueron enterradas en el término de Pinilla de los Barruecos conocida como La Hoya, pero también denominada por sus vecinos como Los Muertos. «Siempre hemos barajado la posibilidad de que en esta fosa había 6 u 8 personas. Estarían los 6 de Vilviestre del Pinar y tenemos la duda de que también haya alguno de Castrillo de la Reina, ya que creemos que en total había 7. No estamos seguros de que podría haber 8», comentaba Juan Montero a última hora de ayer cuando realizó una recomposición de la fosa.
Abdón Redondo tenía 30 años cuando encontró su final en el pinar de Pinilla, dos hijos, Eutiquio de 4 años y Miguel, de 1, y otro en camino, Carlos, al que no llegó a conocer. «Hace más de 20 años que un vecino de esta localidad me trajo por esta zona, desde entonces he venido muchas veces por aquí», comentaba el vecino de Vilviestre emocionado.
En la fosa se han encontrado enseres personales como hebillas de cinturón, un chiquero, una cartera, botones, trozos de tela, casquillos de bala e incluso algún diente y una dentadura postiza, además de varias suelas de zapatillas, aunque no de todos los individuos, lo que hace pensar que llevarían por ejemplo alpargatas de cáñamo.
Pero lo que no han encontrado los alumnos que han trabajo a conciencia durante el fin de semana en esta fosa han sido huesos. Aunque Montero asegura desconocer la causa por la que los huesos no están junto a las pertenencias, baraja la posibilidad de que el agua haya contribuido a su desintegración, ya que la fosa se encuentra en un lugar por el que en el invierno baja una torrentera. «Parece ser que ha sido la acción del agua. No deja de ser una teoría, pero es la posibilidad que barajamos», comentaba.
Esta opción cobra fuerza si se tiene en cuenta que a escasos metros de esta fosa se trabajó hace unos años en otra. Entonces se encontraron nueve suelas, lo que indica que al menos había cinco individuos, una cartera, trozos de tela, un lapicero y un botón, pero al igual que ayer, no se halló ningún resto humano. En ella se piensa que puedo haber vecinos de Mamolar. «Hemos encontrado las fosas, pero va a ser muy difícil saber quiénes estaban aquí», señala Juan Montero.
Hoy catalogarán los objetos, y harán una recreación por ordenador de cómo podían estar situados dentro de la fosa.
Fuente: Diario de Burgos