En el proyecto, que cuenta con un presupuesto de 12.000 euros, participan ingenieros del ITCL y de la Universidad de Burgos, inmersos actualmente en la creación de un prototipo
¿Por qué algo tan esencial para la vida de un discapacitado físico puede llegar a costar hoy más incluso que un automóvil? La Fundación Aida partió hace ahora algo más de un año de esta reflexión para iniciar un proyecto ambicioso e ilusionante: diseñar, desarrollar y fabricar en Burgos una silla de ruedas de altas prestaciones pero, sobre todo, de bajo coste, entendiendo por tal que no supere los 3.500-4.000 euros frente a los más de 8.000 que puede llegar a alcanzar actualmente un modelo eléctrico en el mercado.
Para este empeño, la Fundación cuenta con el apoyo del Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL) y del Departamento de Terapia Ocupacional de la Universidad de Burgos , que están ultimando el diseño de un prototipo adaptado a los parámetros de calidad y precio planteados, y a la normativa sanitaria vigente en torno a este instrumental.
Juan Carlos García, copresidente de la Fundación, explica que la primera fase del proyecto está a punto de culminar y consistirá en valorar los costes finales del prototipo y de su posterior industrialización. Si es viable la producción en serie de estas sillas baratas, Aida profundizará en los contactos que ya tiene con varias empresas locales para promover una sociedad mixta de cara a fabricar el nuevo modelo, e incluso tampoco descarta crear su propia empresa para este fin. «Primero queremos saber lo que nos cuesta...», insiste García, que conoce muy de cerca la problemática de los discapacitados dado que su padre utiliza silla de ruedas y numerosos compañeros de la Fundación también. «La mayoría no tiene el dinero suficiente para pagarse una silla que responda efectivamente y sin problemas a sus necesidades del día a día», se lamenta.
I+D
Detrás de este deseo está la investigación de un equipo de ingenieros del ITCL y la UBU , que desde el pasado junio trabajan en la creación de un producto nuevo «con alto valor añadido en tecnología con un precio asequible», conjunción que actualmente no pueden ofrecer los modelos norteamericanos, en la escala alta de este mercado; ni los chinos, en la más básica y barata.
«Una silla de ruedas forma parte de la persona y es una extensión de la misma, por lo que requiere unas características funcionales y tecnológicas altas», explica Carlos Ayala, jefe de Proyectos del ITCL. Para ello, en primer lugar han analizado lo que ya ofrece el mercado y, a partir de una tecnología ya existente, crear algo «nuevo y asequible». En el centro tecnológico de Villalonquéjar se ha desarrollado la parte mecánica de la silla (chasis, ruedas, etc.) y la electrónica (sistemas de control de movimiento, informática, consumos, etc.), situándose el estado de ejecución del proyecto en más de un 70%.
Ayala, que coordina un equipo que conjuga la investigación en inteligencia artificial, diseño de máquinas y prototipos y tecnologías de la información, confía en terminar el prototipo a finales de año o principios de 2011. Ellos ponen su saber y la última tecnología: los números dirán si el sueño de la Fundación Aida se hará realidad.
Fuente: Diario de Burgos