La Universidad de Burgos ha multiplicado por 10 el número de nuevos doctores anuales con el que comenzó y apuesta por la generación de conocimiento como línea estratégica
Investigar, investigar, investigar... La gran apuesta de futuro de la Universidad de Burgos es la innovación, la formación de profesionales en la excelencia y la generación de conocimiento para entregárselo a la sociedad y a la empresa. Y el empeño va dando poco a poco sus frutos.
El primero de marzo supimos que la UBU acabó el año pasado con un récord en nuevos doctores tras alcanzar los 33 en el pasado ejercicio, 9 de ellos extranjeros. Ese mismo día el rector, Alfonso Murillo, subrayaba que el crecimiento sostenido de los estudios de doctorado «respalda la buena oferta investigadora». Los datos de 2010 multiplican por diez las cifras con las que la institución se estrenó en el curso 1994-1995. A lo largo de su corta vida la UBU ya ha acumulado 241 títulos de este tipo, lo que le proporciona un bagaje notable.
María Nieves González Delgado tuvo el honor de ser la primera doctora salida directamente de las aulas burgalesas. Ella inauguró el listado en marzo de 1995, cuando aún no había concluido el primer año académico (nació en 1994), con una tesis presentada bajo el complicadísimo (al menos para los ignorantes) título de ‘Estudio de betunes asfálticos y modificación de sus propiedades por adición de copolímeros de etileno-acetato de vinilo', que experimentaba con nuevos materiales para la pavimentación.
Cómo no, el primero tuvo que ser el departamento de Químicas, pues éste ha liderado una labor investigadora que se traduce en el mayor número de tesis de toda la UBU (exactamente 50), con gran distancia sobre el resto. Aquel mismo año de 1995, pero en los meses de junio y julio, llegaron los dos siguientes doctores en Derecho Privado y Biotecnología y Ciencias de los Alimentos, respectivamente. Este último departamento ocupa el segundo puesto en cuanto a la ‘producción' de doctores con un total de 33, seguido de Didácticas Específicas, Ingeniería Civil y Ciencias de la Educación.
El vicerrector de Investigación, Jordi Rovira, recuerda que el incremento constante en el número de nuevos doctores «es una medida de calidad para la Universidad, le otorga visibilidad de cara al exterior». El doctorado «supone la culminación de una trayectoria académica, el punto en el que uno puede afirmar que es especialista en su campo».
Para incentivar esta labor, la UBU apuesta por tres líneas, según explica Rovira: «En primer lugar, crear grupos potentes, profesores que se dediquen a la investigación. En segundo lugar, motivar a los alumnos que tengan ideas posibilitando la contratación mediante becas, aunque no todo el mundo podrá quedarse después en la Universidad. Y en tercer lugar, enseñar a la sociedad a valorar el trabajo y que las empresas se animen a contratar a los doctorados».
Del queso a poesía, de los fósiles a la gasolina
Entre la multitud de tesis presentadas en la Universidad de Burgos podemos encontrar, literalmente, de todo. Desde sesudas reflexiones legalistas a complejísimas cuestiones de física, pasando por soluciones arquitectónicas o estudios geográficos.
Algunas de ellas tienen una evidente aplicación práctica. Por ejemplo una de las más recientes es la que María Nuria Rubio defendió este mismo mes de febrero sobre una tecnología en el aceite de pescado rico en el archifamoso Omega 3. U otra que hace ya 11 años planteó María Juncal Estépar para la prolongación de la vida útil del queso fresco de Burgos, o varias sobre los vinos.
En el departamento de Economía y Administración de Empresas, los doctorandos han reflexionado sobre el mercado español de trigo en el siglo XIX o los métodos de transporte escolar. En el área de Derecho Público, sobre el modelo penal o el régimen jurídico de los extranjeros en España. En Ingeniería Electromecánica la única tesis defendida hasta ahora versaba sobre hidrocarburos de sustitución de la gasolina sin plomo, y en Filología sobre la creación del léxico mercantil y financiero o la obra del poeta irlandés Austin Clarke.
Atapuerca, cómo no, también ha encontrado un hueco entre los nuevos doctores. El paleolítico inferior en la meseta norte, los estudios paleobiológicos sobre la columna vertebral y la caja torácica de los homínidos del Pleistoceno o las sociedades cazadoras-recolectoras de la sierra han sido algunos de los temas tratados.
Entre el maremágnum de las tesis también hay análisis de seguridad laboral, restauración del patrimonio histórico o las personas con discapacidad. Los interesados en este océano de conocimiento pueden sumergirse en él, pues las tesis están colgadas por fecha de publicación y departamentos en la página web: www.ubu.es/es/estudios/doctorados/tesis-doctorales.
Fuente: Diario de Burgos