Gotzone Barandika Argoitia, presidenta de la Conferencia de Directores de Escuelas de Doctorado españolas, presentó en la Universidad de Burgos las recientes modificaciones del RD 99/2011, que regula las enseñanzas oficiales de doctorado, en una jornada organizada por la Escuela de Doctorado de la Universidad de Burgos.
Joaquín Pacheco, director de la Escuela, destacó la trayectoria y experiencia de la ponente, así como la oportunidad que suponía su presencia, no solo para conocer novedades legislativas, sino para acercarse a las oportunidades y salidas profesionales que ofrece el doctorado, haciendo hincapié en la relevancia social que merece.
Como informó Barandika, en España existen más de 90.000 estudiantes en alguna de las 78 escuelas de doctorado existentes. “Estamos hablando de una importante magnitud dentro del sistema universitario español, como demuestra que en 2021 se defendieron 11.344 tesis doctorales”.
Antes de abordar la nueva normativa, que regula la duración de las enseñanzas de doctorado, que adapta su duración a las necesidades reales de los y las estudiantes, e introduce una serie de medidas vinculadas con la supervisión y evaluación del doctorado y la garantía de su calidad, así como las Menciones Internacional e Industriales de los títulos de doctorado, puso en contexto estas enseñanzas, que aúnan los conceptos del Espacio Europeo de Educación Superior y del Espacio Europeo de Investigación.
Concretamente, destacó los Principios de Salzsburgo de 2005, generados a partir de cuatro pilares: la estructura y organización de programas doctorales; la supervisión, gestión y control de sus contenidos; la movilidad y colaboración con otras entidades; y la posibilidad de establecer doctorados conjuntos en el espacio europeo.
“Las ideas más importantes de estos principios no señalan que estos estudios deben asociarse a una investigación original relacionada con el mercado de trabajo, es decir, deben salir del ámbito académico para colocar la investigación en la sociedad para abordar nuevos retos, además necesidad de considerar como profesionales, como investigadores de fase inicial” afirmó. También cito principios como la diversidad, la movilidad, multidisciplinariedad y el papel crucial de la supervisión y evaluación de los doctorandos, que deberán cursar programas de duración apropiada.
“En este contexto se genera en su momento el RD 99/2011, que habla de como las estrategias de I+D+i de las universidades deben tener al doctorado en el centro de sus actuaciones, ya que la formación de investigadores es clave en una sociedad basada en el conocimiento”, explicó la presidenta de la Conferencia de Directores de Escuelas de Doctorado españolas que también demandó un mayor reconocimiento social de la figura de los doctores y doctoras “en nuestra sociedad el título de doctor solo se reconoce en el ámbito académico, lo que nos señala el largo camino que debemos recorrer”.