Con los sonidos del Agur Jaunak y Caminante no hay Camino, el Claustro de Doctores de la Universidad de Burgos dio la bienvenida al periodista Iñaki Gabilondo y al escritor peruano y premio Nobel Mario Vargas Llosa, nuevos doctores honoris causa de la institución académica burgalesa. Con su incorporación son ya dieciséis los doctores del Claustro de Honor de la Universidad de Burgos.
Durante la ceremonia los padrinos -el profesor Carlos Pérez González y la doctora Isabel Menéndez- señalaron sus incontables méritos y reconocimientos científicos y humanísticos, así como la trascendencia, el valor y la riqueza de sus obras.
Tras la entrega del título y los atributos universitarios, el Birrete, símbolo de la categoría adquirida; el Anillo con el Sello, que emana de la necesidad de signar con tal elemento los decretos que cada doctor emite; el Libro de la Ciencia y el conocimiento y los Guantes que testimonian la pureza de su trabajo y escritura; y después de sentarse en el sillón de la sabiduría y de recibir los abrazos de las autoridades académicas, y de manos del rector la medalla y el diploma que acredita su nombramientos, los nuevos doctores agradecieron su incorporación al Claustro.
Vargas Llosa mostró su satisfacción por compartir este reconocimiento con Iñaki Gabilondo, "un amigo y periodista por el que tengo una gran admiración". "Pocos como él han contribuido a dar la calidad, respetabilidad y decencia que ha alcanzado el periodismo".
Para Vargas Llosa el Doctorado Honoris Causa es un homenaje y un mandato de responsabilidad, disciplina y esfuerzo. "Haré -dijo- cuanto esté a mi alcance para no decepcionar a esta institución".
Tuvo palabras de gratitud hacia lo que ha significado la Universidad en su vocación literaria y se refirió a los hechos que la marcaron cuando era estudiante universitario, a la herencia del romanticismo, equivocada de que la Universidad y la literatura creativa eran incompatibles. Parecía difícil ser solamente escritor y había una maquinaría de disuasión de las vocaciones literarias. Afortunadamente la Universidad ya no está enemistada con el trabajo creativo y la literatura ha ido encontrando un estímulo y un refugio en la Universidad.
Pero en su época la vocación de escritor parecía completamente marginada con muy pocas editoriales y un público muy reducido. Sin embargo, las cosas han cambiado y los escritores hoy se encuentran mucho "menos huérfanos de lo que nos sentimos nosotros hace 50 o 60 años cuando descubríamos que nos queríamos dedicar a contar historias".
Para Vargas Llosa su paso por la Universidad en su etapa de estudiante y profesor fue muy importante. "Encontré en la universidad un lugar cálido y estimulante para mi profesión y sin ella no habría podido dedicar toda mi energía a escribir todo lo que he escrito".
Vargas Llosa se refirió a la relación de la literatura con el periodismo fundamental desde el punto de vista literario, social y político y explicó las diferencias profundas entre las dos, sobre todo, en el lenguaje que ambas actividades utilizan para expresarse, además de la obligación del periodista de decir siempre la verdad y de mantener una ética, mientras que la actividad del escritor pasa por la invención. La "verdad" del escritor es difusa, aleatoria, simbólica y solamente el público, si encuentra algún resorte íntimo, convierte la obra en una expresión de realidad.
En todo caso tanto la literatura como el periodismo son comunicación, debe llegar a un público para realizarse, al prestar un servicio a la sociedad que ninguna otra disciplina puede brindar. "Sí queremos tener sociedades libres de ciudadanos informados y con espíritu crítico, nada es tan útil y necesario como estar impregnados de buena literatura".
Habló de la contribución de la literatura a la felicidad de las personas y al conocimiento del mundo, mostrando que la realidad en la que vivimos es mucho más compleja y diversa de lo que sentimos y conocemos y de lo que la razón nos dice. Y, en este tiempo en el que desgraciadamente se considera a la literatura como una actividad cada vez más marginal y prescindible, debemos -advirtió- "defender la literatura no solo por el placer que ella produce a los lectores sino como un instrumento absolutamente fundamental de sociedades que quieren seguir siendo democráticas y libres. Nada nos ayuda tanto a desconfiar de los poderes de este mundo como la buena literatura y nada nos enseña tanto como la literatura, que el mundo puede ser mejor de lo que es, que el mundo está siempre por debajo del que somos capaces de soñar... y que el mundo puede ser tan bello, tan intenso y tan aventurero como el mundo de las grandes obras de la literatura".
En su laudatoria, Carlos Pérez afirmó que Varga Llosa forma parte de un conjunto irrepetible de intelectuales, que ha contribuido decisivamente al panorama internacional de las letras desde su vocación universalista y espíritu quijotesco. Su autenticidad y originalidad literaria aparece marcada por inquietudes culturales y políticas que superan los tradicionales regionalismos y encorsetados moldes costumbristas, concediéndole las letras hispánicas un lugar único y con identidad propia.
Destacó también su trayectoria como novelista, dramaturgo y ensayista político y periodístico.
Por su parte, Iñaki Gabilondo expresó su amor por la radio," la hermana segunda del periodismo impreso y de la televisión, tan luminosa y espectacular, que parecía condenada a desvanecerse entre las brumas como lengua muerta, pero la radio -dijo- sigue vigorosa y rozagante, sostenida en lo que siempre le garantizará un papel de importancia, pase lo que pase, su condición de medio compatible con cualquier actividad, segunda voz “compañía en horas, minutos y segundos, como el tic tac de un segundo corazón".
Iñaki Gabilondo, doctor honoris causa en Comunicación, aseguró que recibía el doctorado honoris causa en nombre de la Radio, de los compañeros y compañeras que, en las últimas décadas, desde la llegada de la democracia, lucharon por transformar el medio más popular, cálido y familiar.
El nuevo doctor en Comunicación se refirió a las redes sociales que han puesto patas arriba a los medios de comunicación y a su tradicional modelo de negocio. “Las nuevas tecnologías –argumentó- destrozaron la industria pesada del periodismo, desbordada por las tropas ligeras de asalto de la instantaneidad, con el simple gesto de un clic”.
Pero si las empresas se mueven erráticamente, buscando a tientas los caminos que le pueden conducir al futuro, no menos desconcertado se muestra el periodismo mismo, cegado, paralizado y atónito ante las nuevas tecnologías y entregado y fascinado como si Internet hablara desde el Sinaí.
Defendió el viejo oficio del periodista y, a los agoreros de la muerte del periodismo, les recordó que la avalancha de información no hace sino incrementar el valor de la solvencia. Gabilondo recordó que Internet no matará al periodismo, pero le obligará a transformarse de arriba abajo. La red no podrá evitar la información de origen desconocido, de fuente anónima, pero, ante el alud de datos, los destinatarios tenderán a desconfiar de ellas en defensa propia. Y la ética se convertirá en asunto de vida o muerte para el periodismo.
También se refirió al dominio de los big data y a la necesidad de confiar en quien los contextualice para hacerlos inteligibles rechazando la teoría del surcoreano Byung Chul Han y subrayó que los medios de comunicación son proyectos intelectuales vinculados a la democracia que permiten al ciudadano disponer del bagaje necesario para participar en la acción colectiva.
Apostó por un periodismo de calidad y excelente que es a la vez hijo y padre de la democracia comprometido con la sociedad a través de la búsqueda de la verdad.
Por último, agradeció a su madrina su laudatoria. "Me gustaría tener suficiente vida para poder llegar a parecerme al hombre del que ella ha hablado".
En la laudatio realizada por la Coordinadora del Grado en Comunicación Audiovisual, Isabel Menéndez señaló las cualidades que han caracterizado la larga carrera profesional de uno de los periodistas más respetados en España, una profesionalidad caracterizada por la credibilidad y la honestidad.
Reconoció su honradez y compromiso con los derechos y libertades, y afirmó que Iñaki Gabilondo forma parte de un periodismo que, si no lo remediamos, está a punto de desaparecer. Un periodismo que no ha olvidado su principal función: la utilidad social.
Voces como la de Gabilondo, destacó Menéndez, han enseñado la importancia de la reflexión crítica ante lo que pueden parecer hechos irreversibles o inevitables, el valor de la vida cotidiana, lo innecesario del periodismo ególatra que da más importancia a las preguntas que a las respuestas. Así, la madrina exaltó su impecable carrera en la radio, donde dirigió los programas de mayor audiencia en la historia de España y desde donde dio voz, en la Transición, a las personas que estaban en el exilio o la clandestinidad. También subrayó sus formidables entrevistas para televisión, caracterizadas por la escucha atenta, sin notas ni apuntes. Asimismo, puso en valor la defensa de los derechos de las mujeres que Gabilondo ha llevado a cabo durante más de cuatro décadas de carrera profesional.
Gabilondo resaltó representa un periodismo que no se somete a los poderes, que se interesa por la vida de las personas y que contribuye a la creación de una opinión pública libre, responsable y crítica. Un periodismo que hermana al nuevo Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burgos con la tradición legendaria de nombres como Ernest Hemingway, Truman Capote, Emilia Pardo Bazán o Carmen de Burgos.
En su alocución, el rector Manuel Pérez Mateos agradeció a ambos haber aceptado recibir la máxima consideración de dignidad académica por sus aportaciones sobresalientes a la sociedad y su contribución decisiva al ámbito cultural y científico.
Aceptar este doctorado en el lugar idóneo, en una provincia que, según demuestra un estudio, avalado por la Real Academia Española, es cuna del castellano puesto que en ella se encontraron los Cartularios de Valpuesta, del siglo IX, que incluyen términos en castellano, en oraciones en las que el latín iba desapareciendo y en las que se apreciaba el orden lógico del nuevo idioma, "La cuna del castellano es el lugar idóneo para recibir a dos personas que habéis marcado un antes y un después en la literatura, el periodismo y la comunicaicón. Vuestra obra es majestuosa, admirable, incuestionable". "Estamos -agregó- ante dos seres humanos de una categoría excepcional, que han tenido el talento y, especialmente, el valor de ir a la esencia para descubrir una verdad no siempre grata ni bella, pero siempre profundamente honesta, reveladora y necesaria".
Ensalzó su utilización tan magistral de la palabra como materia prima y herramienta, crítica y libre. "Habéis hecho de esa palabra y de vuestra vida un acto de amor", así como su búsqueda de la verdad y su trabajo que ha contribuido al enaltecimiento de los mejores valores de la humanidad y del compromiso personal. "Los dos sois un claro exponente de vuestro compromiso con la responsabilidad en el ejercicio de vuestro oficio, con la función social de la literatura y el periodismo, con los valores de la democracia y la libertad y siempre desde la aceptación de la diversidd de opiniones y el espíritu crítico".
Minutos antes de la investidura, Mario Vargas Llosa e Iñaki Gabilondo Pujol lamentaron el boicot protagonizado en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) por un grupo de estudiantes que protagonizaran un escrache contra el expresidente del Gobierno Felipe González y el presidente del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián.
Vargas Llosa expresó su condena por impedir el diálogo. “Una Universidad es un sitio de diálogo, debate, posesión de ideas excelentes” en el que “pueden coexistir creencias distintas con un denominador común”.
Se trata de “una contradicción total con la democracia que vive España en las últimas décadas” y “la coexistencia de la diversidad”.
Iñaki Gabilondo se sumó a esta condena y calificó el hecho de que se impidiera el uso de la palabra en una Universidad como “una contradicción en nombre de la democracia” y precisó que “también al corazón y memoria de Tomás y Valiente” dado que el aula en la que se iba a pronunciar la conferencia llevaba su nombre. “Atenta contra la razón de la democracia y más en la Universidad”, señaló.
Por otra parte, Vargas Llosa cree que la Academia Sueca se equivocó con la distinción del Nobel de Literatura al cantautor Bob Dylan “me gusta mucho como cantante, pero creo que la Academia sueca se ha equivocado”
El escritor peruano cree que “la cultura de nuestro tiempo está marcada por la vocación del espectáculo” y que “todas las actividades culturales tienden a convertirse en espectáculo”.