Con motivo de la celebración el 25 de Noviembre del Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres, la Unidad de Igualdad de Oportunidades de la Universidad de Burgos ha dedicado una jornada titulada "Violencia invisible, violencia simbólica", financiada por la Junta de Castilla y León a través del Pacto de Estado contra la violencia de género, con el propósito de reflexionar sobre la violencia simbólica.
“Hemos dedicado esta jornada centrada en la violencia simbólica y vamos a ver los discursos de la televisión, de la música y de la publicidad, que mensajes distribuyen y que influencia tienen en la creación de esta violencia, germen de otras violencias posteriores”, explica Isabel Menéndez, directora de la Unidad.
La presidente de La Rueda, Laura Pérez, junto a Isabel Menéndeza inauguraron la jornada en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.
La temática se eligió a raíz de un estudio realizado el curso pasado por la Unidad de Igualdad de la Universidad de Burgos, gracias a un convenio de colaboración con la Asociación La Rueda para Defensa de la Mujer, que además de impulsar un servicio de atención a mujeres de la comunidad universitaria incluía un estudio sobre la percepción, situación, conocimiento…de la violencia de género en la UBU.
El estudio se realizó a partir de las encuestas a 1.701 estudiantes y 164 miembros del PAS y PDI de la Universidad de Burgos. "Solo hemos realizado una primera aproximación a los datos y realizado una valoración cuantitativa y estamos trabajando en un análisis cualitativo", según Menéndez.
“De los datos recogidos se desprende que reconocemos la violencia física, la más obvia, tanto hombres como mujeres, pero las manifestaciones más sutiles, comentarios, mecanismos de control... se siguen sin reconocer en su totalidad, especialmente por parte de los hombres”, afirma la presidenta de La Rueda, Laura Pérez.
La necesidad de acciones formativas para que identifiquemos la violencia de género en toda su extensión fue puesta de manifiesto durante la presentación del estudio, desgranado por Laura Perez. “Es fundamental que los varones identifiquen estas conductas más sutiles para evitar su perpetuación y censurar su realización y lograr una sociedad más justa e igualitaria”
Otro dato que revela este estudio es que normalizamos, debido al aprendizaje y a las vías de información sexual, determinados comportamientos violentos a la hora de mantener relaciones sexuales, y ambos sexos toleran estas situaciones que perpetúan la desigualdad. “La mujeres seguimos normalizando determinadas situaciones por el mero hecho de haberlas visto en medios de comunicación o bien nos hayan transmitido que tienen que ser así, igual que las presiones que reciben nuestros compañeros varones”.
Pérez dijo que “la mitad de la población universitaria conoce casos y situaciones de violencia machista en la realidad de la comunidad universitaria. Por ello es fundamental seguir avanzando en formación y difusión para intervenir en esta realidad. La universidad forma a futuros profesiones que tendrán puestos de responsabilidad y debe hacerlo en relaciones igualitarias y no violentas en todas las disciplinas” y consideró que la forma de hacerlo es a través de “la lucha en la Academia y en la calle, la reflexión y el análisis crítico y científico" puesto que "sin formación difícilmente seremos capaces de seguir avanzando".
La primera ponencia "Princesas y caballeros: el reciclaje de los discursos mediáticos" estuvo impartida por Paula Illera Miguel, Doctoranda en el área de Humanidades y Comunicación de la Universidad de Burgos y graduada en Periodismo por la Universidad Carlos III, especialista en enfoque de género.
A juicio de Paula, “se trata de erradicar ciertas representaciones de masculinidad y feminidad. Si hay un sitio donde se ven es en los medios de comunicación, pese a su evolución, no dejan de ser una manifestación de relaciones de poder”.
En su ponencia trató las consecuencias de la evolución de los modelos de hombres y mujeres y si los nuevos medios de comunicación mantienen estos estereotipos.
Definió la violencia simbólica como “un mecanismo invisible de sometimiento al patriarcado, frente a los más visibles de otras épocas como la legislación, que se reproducen muy claramente en medios de comunicación” y alertó del peligro que supone que el propio grupo oprimido interioriza y reproduce estos comportamientos. Además expuso ejemplos relacionados con productos de belleza e incluso campañas solidarias que pasan desapercibidos en los medios, que venden realidades separadas a hombres y mujeres.
Como medio de detectar esta invisibilidad propuso hacer una inversión de roles y ver el efecto de una situación, publicidad, reportaje…si se sustituye a la mujer por el hombre citando ejemplos reales que pueden verse en publicidades femeninas. “¿Es posible tener una carrera siendo padre?” “En tus 30 y sin hijos, como sentirte un hombre completo?”.
Otra de las ponencias analizó un medio como la música "Felices los cuatro: el amor en los tiempos del reggaetón", a cargo de Laura Viñuela, musicóloga feminista y Consultora de género. Su intervención comenzó con una pregunta: “Cómo se transmite la idea del amor romántico a través de la música, ha seguido sin cambios en los últimos años desde el punto de vista de género”.
“El reggaetón tiene fama de machista y sexista, pero también tiene huecos para mensajes diferentes – afirma Viñuela - subvierte muchos estereotipos de género. El consenso social de que el reggaetón es machista me hace sospechar que hay algo más que no vemos. La conocida canción “Felices los cuatro” relata la historia de un hombre que no se cela porque su pareja tenga un amante, algo que contrasta con los asesinatos machistas que se producen diariamente y busco dar una interpretación más allá de la obvia”
La imagen generalizada del carácter machista del reggaetón provoca que muchas mujeres se sientan culpables por disfrutar de un género musical, afirma Viñuela. “Nos acercamos al reguetón como una manera de controlar el disfrute de las mujeres, de nuestro propio placer. Desde la mirada hegemónica masculina no se entiende que perrear puede ser una forma de placer, no un ofrecimiento sexual”.