El psicólogo José Manuel Sanz lee el martes 6 de septiembre su tesis doctoral El enamoramiento en los estudiantes de la Universidad de Burgos.
Para hallar respuestas midió una serie de factores psicológicos e hizo un test de enamoramiento a 503 estudiantes de la Universidad de Burgos (48% chicos y 54% chicas) de una media de 21 años.
Los hombres llaman enamoramiento a una pasión más física y superficial mientras que las mujeres ponen esta etiqueta cuando la relación que establecen es más profunda y solo lo hacen después de que se inicie la fase más física y haya un cierto nivel de intimidad y reciprocidad». Esta reflexión, que podría haber surgido de cualquier persona mínimamente atenta a lo que ocurre a su alrededor, es más que una impresión, es un hecho constatado académicamente.
Se trata de una de las conclusión a las que ha llegado el psicólogo José Manuel Sanz, tras casi cuatro años de atenta investigación del amor y sus alrededores. Fruto de este trabajo es la tesis doctoral El enamoramiento en los estudiantes de la Universidad de Burgos que leerá el próximo 6 de septiembre en el salón de Grados de esa institución educativa.
El punto de partida de Sanz cuando optó por estudiar un tema tan humano fue preguntarse por qué hay personas que se enamoran más que otras y que son más vulnerables a sufrir por ello. También, que el enamoramiento es esa fase inicial en la que bailan las mariposas en el estómago, se va el santo al cielo y no hay otra cosa en mente más que la persona amada y que puede llegar a ser «obsesiva y perturbadora», en contraposición con el amor, que lo define como una relación que se basa en la confianza y el cuidado «y en la que no caben los celos ni la violencia».
Para hallar respuestas midió una serie de factores psicológicas e hizo un test de enamoramiento a 503 estudiantes de la Universidad de Burgos (48% chicos y 54% chicas) de una media de 21 años, para después hacer asociaciones entre los resultados de ambas pruebas. Y así, encontró que las personas con tendencia a lo que en la jerga psicológica se denomina apego ansioso (aquellas más temerosas de las relaciones sociales o inseguras emocionalmente) son las que se enamoran con más intensidad que quienes tienen un apego evitativo (están más centradas en objetivos laborales y consecución de logros) que son, además, menos propensas a sufrir por amor.
El doctorando del departamento de Ciencias de la Educación descubrió, por otro lado, que la extroversión como rasgo de personalidad se asocia con la intensidad del enamoramiento pero que es diferente en hombres y mujeres, de tal manera que «los hombres más extrovertidos se enamoran en más ocasiones mientras que si las extrovertidas son ellas, lo hacen con mayor intensidad».
Quizás porque, como señalábamos al principio, los chicos llaman enamoramiento a una cosa más superficial, el trabajo de Sanz asegura que los varones se enamoran, de media, 3,06 veces, mientras que ellas lo hacen 2,16, aunque a ambos les ocurre por primera vez a la misma edad, que son los 15-16 años.
Talleres para adolescentes
Todos los datos que este psicólogo ha obtenido a lo largo de la investigación, que ha sido dirigida por la profesora María Fernández Hawrylak, no se van a quedar en el cajón sino que se les piensa dar una utilidad.
El objetivo es elaborar talleres o módulos educativos para desarrollar en institutos con estudiantes adolescentes y hablar en ellos de los mitos del amor romántico «que pueden tener mucha influencia en asuntos como los celos o la violencia de género». Sanz quiere que los chavales aprendan a distinguir entre amor y enamoramiento, «que son muy diferentes, pero que la cultura popular los trata de la misma manera».
Fuente: Diario de Burgos