La instalación Paisajes Invisibles, nos sumerge en un territorio desconocido no perceptible en el ratio de nuestra mirada occidental, a la problemática del Sahara Occidental. El contendor espacial del espacio expositivo, se convierte en el paisaje de territorio, de frontera, que bajo un lenguaje minimalista y desmaterializado nos invita a recorrer la experiencia sensible de la invisibilidad, del no lugar, de la supuesta no identidad y su memoria.
En la instalación que da título a la muestra la artista nos materializa el “Muro de la vergüenza”, escenario de la desfragmentación de la memoria cultural, de la identidad cultural, pero aun así de la permanencia del paisaje perceptivo del pueblo Saharaui en este no-lugar de los Invisibles, generando estos dos territorios. Invisibilidad que contrapone, con el paisaje de sus voces, de su memoria en estos cassettes analógicos que nos invitan a interactuar, a vivir sensaciones y a introducirnos en lo desconocido, a través de lo conocido, pero conscientes de habitar.
Paisajes Invisibles forma parte un proyecto que están desarrollando conjuntamente la artista colombiana Ana María Lozano Rivera(1988) residente en Paris y la artista Saray Pérez Castilla en los campamentos de refugiados Saharauis de Tindouf (Argelia) iniciado en 2015. Con el objetivo de visibilizar la invisibilidad del paisaje, su memoria, producto del colonialismo y la catastrófica “ Marcha Verde”(1975) que desdibujó la identidad cultural y nos acerca hasta la deslugaridad actual de los “Campamentos de Refugiados Saharauis” (Tindouf, Argel) 40 años después.
Paisajes Invisibles, comenzó a gestarse no como un proyecto artístico al uso, sino como una incursión con metodología artística en la casuística antropológica del Sahara Occidental y de los Refugiados Saharauis.
Un proyecto que ahonda en las cartografías sensibles de los sentidos en especial en el de la “audición” a través de la voz y la memoria de sus sabios (Deyars) que habitaron el paisaje pasado (Sahara Occidental- transición), paisaje presente y anhelan el paisaje futuro; aglutinando la narración libre de los Deyars y su cartografía mediante el enterramiento simbólico de estas cápsulas del tiempo en el desierto de la Hamada donde se emplazan los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf (Argelia). Porque como bien dice el geógrafo Eduardo Martínez Pisón parafraseando a Unamuno, "hay necesidad de almacenar paisajes en el corazón, pero no cualquier paisaje sino los que producen estados de conciencia".